Taberna principal de Turín
[Noche del viernes]
La exuberante tabernera se acerca al par de borrachos sentados en la mesa de la taberna que mas jarras acumula. Uno de los clientes se entretiene formando una pirámide con pequeños vasos de vidrio.
La hermosa Tabernera está ya cansada, quedan pocos clientes y quiere irse a dormir cuanto antes:
-¡Iros ya a vuestra casa holgazanes! ¿Es que no teneis suficiente con vaciarme la bodega?
Xals levanta la cabeza con esfuerzo de entre las jarras.
-Este sitio... mas seguro... testigos... arfm... necesito otra copa...
Munitis sopla suavemente sobre una jarra llena de cerveza formando ondulaciones como pequeñas olas y responde con añoranza:
-Mi hogar está en el mar... son las olas agitadas por el viento... y mi barco está retenido en el puerto...
Xals levanta una ceja al oir sus palabras: -¿Pero sabes... nadar, no?
Tu nadas y tiras de mí... o nos subimos en una cosa... de esas... alargadas...
-Una barca.
-Sí... esa cosa...
Pinipon retira algunas jarras. Cuando va a recoger algunos de los vasos de la pirámide de Xals éste la mira molesto.
-¡Eh! ¡no-no-no! Aún tengo que terminarla... pero me faltan ladrillos de... esos... de cristal...
-¿Quieres otra ronda de chupitos?
-Sí... una ronda entera para mí... y otra para mi amigo Munitis... el de los barcos... y otra para el tío ese de la espada que nos mira...
Pinipon se gira y descubre al Recaudador a su lado observando la escena.
Ozzy: -Capitán Munitis... ¡Viejo amigo! ¡Cuánto tiempo!
Munitis vuelve a soplar sobre la copa hasta que reconoce el semblante del espadachín.
Xals balbucea un hola que suena mas a "glglgl-olaglagla". Irupta y se ríe.
Munitis lo mira y suelta una sonora carcajada.
Ozzy se quita su sombrero de ala ancha y maldice para sus adentros.
-Me dijeron que querías verme pero no he tenido tiempo hasta ahora.
No debí retrasarme tanto... ¡Estais borrachos como cubas! Estos marineros no saben beber en tierra...
-Yo no soy marinero... yo soy mercanero... mercadero... mercador... lo que sea...- responde Xals.
-¿Quién es éste?-Ozzy señalando a Xals.
Munitis sigue en su mundo: imagina olas gigantes, vientos de poniente, el sol de frente y las voces de su tripulación corriendo y él gritando "¡arriad las velas!".
Ozzy se desespera al no recibir respuesta y se dirige a Pinipon que refleja su cara en la brillante bandeja:
-En fin. Perdonad, hermosa damisela, el comportamiento de estos amigos míos.
Pinipon lo mira sorprendida y se sube el gran escote:
-¿Mande? ¿Cómo dice?
-Os ruego buena señora que traigais sales y algo de comer que llene el estómago de estos borrachuzos.
-Lo que usted diga señor.
-Gracias.
-Uhmm, Munitis... ¿Por dónde empezar? ¿Qué es lo que querías contarme?... ¿Munitis?... ¿Estás aquí?
Se escuchan murmullos entre los pocos clientes que aún quedan en la taberna. La mayoría se levanta y sale mientras mira curioso al caballero Ozzy. Conversan entre ellos y se dirigen hacia la única entrada con cara de preocupación. Ozzy los mira y se pone en guardia ojo avizor. En un visto y no visto se han ido todos los borrachos: esto se pone feo se dice a sí mismo.
Entran dos hombres y una mujer bastante mugrientos, claramente armados y con cara de pocos amigos. Se fijan en Ozzy nada mas cruzar el umbral y se separan poco a poco. Uno de los hombres mide mas de dos metros y es bastante corpulento. La mujer destaca por llevar un parche negro.
Ozzy no tarda en desenvainar y ponerse en guardia.
-¡Pardiez!.
Los tres extraños se miran entre ellos y se ríen: es una presa fácil.
Xals se mete bajo la mesa en cuanto distingue la brillante hoja de una daga salir de su funda.
-¿Quién os envía?
No hay respuesta. Los tres se van acercando cerrando el cerco sobre el gran espadachín.
Ozzy prepara el terreno pateando algunas mesas y sillas y se fija en los detalles del escenario.
Es demasiado peligroso luchar contra tres enemigos a la vez en un lugar abierto.
-¿Cuánto os pagan por mi cabeza?
Uno de los dos hombres mugrientos, grande como una mala bestia, se ríe mostrando varios dientes podridos y una lengua sucia. Ozzy casi puede sentir su mal aliento a metros de distancia.
-Munitis, dirían que vienen a por mí pero por si acaso... meteos bajo la mesa con Xals. Necesitaré mucho espacio.
El otro hombre, en contraste con el gigante, es delgado y de piel muy quemada por el sol o el exceso de mugre. Se lanza sobre Ozzy el primero (craso error) y éste lo despacha de una estocada que resuena al golpear algo parecido a un gran cuchillo, quizás un machete. Solo le ha inflingido una herida superficial pero le hace retroceder. Ozzy tiene mucha experiencia en estos duelos: al unísono se le lanzan la mujer y el gigantón.
Ozzy salta sobre una mesa, da una voltereta (que distrae al novato en la lucha) y cae sobre otra mesa con mejor posición. Da un par de estocadas, desvía el estoque de la mujer que le gruñe enfurecida y repele al gigante con un golpe sordo sobre su hombro: ¡el bastardo parece que ni se ha enterado!
Salta a otra mesa, usa una silla como escalón y corre por entre varios bancos hasta llegar a la chimenea. La pelea se ha convertido en una carrera en la que el recaudador es la liebre. ¡Estúpidos!
Ozzy cambia el arma de mano a su amada zurda y agarra un tizón. Con un giro de cadera sorprende al gigante que pensaba que lo tenía de espaldas y lo golpea en plena cara dejándolo medio tarumba. Le tira a la mujer el tizón, se agacha y agarra un poco de ceniza apagada del cajón y se lo lanza también.
-Arggggg... ¡Maldito bastardo!
-¡Tres contra uno no es un duelo justo! Lo siento mi lady...
La mujer se arranca el parche mostrando un ojo de cristal. Ozzy ve su reflejo en el ojo falso. Por un momento siente miedo de sí mismo al verse reflejado.
-¿Quieres que te deje el otro como ese? ¡Estarás mas guapa, sin duda!
Se mueve como si fuera a clavarle la espada en el vientre pero en el último momento se agacha, agarra con la derecha una silla y la lanza sobre el grandullón que se va recuperando del "tizonazo". El gigante agarra la silla en el aire y la destroza contra el suelo. Ozzy suspira un momento imaginándose esa misma silla impactándole en la cabeza... *glups* Pero es una distracción instantánea. Al poco se encuentra repeliendo ataques de dos lados distintos mientras el canijo trata de buscar un hueco.
-¡Pardiez... otra vez!
Los golpes son tan rápidos que cuesta distinguir de donde vienen y a donde van. Ozzy responde a todos y aún le da tiempo a atacar unas cuantas veces. Calcula que el gigante es peligroso porque ya le ha dado cinco pulladas entre brazos, piernas y estómago y apenas se ha enterado: ¡es como un toro! ¡un minotauro con cuerpo de hombre y cabeza de... ¿hombre?... PERO COMO UN TORO! Mas bien eS un humanoide bastante ¡¿simiesco?!
No... solo es un niño travieso que ha comido demasiados bollos... y se ha hecho hombre.
La mujer se desenvuelve bien pero al canijo lo podría despachar en medio segundo. Espera hasta que se acerque mientras les hace creer al gigante y a la mujer que lo está pasando muy mal. Pone cara de terror y cuando el canijo está a golpe de estocada golpea a la mujer a un lado y otro de la cara haciéndole sendos cortos en las orejas que la dejan fuera de combate durante varios segundos. Esquiva, para un ataque, contraataca, finta y un segundo después cercena la nariz del grandullón.
¡Eso si que duele! ¡Mi "Edith" está bien afilada!.
Aprovecha el momento para apartarse y lanzarse sobre el tercer oponente que se acerca orgulloso PARA acosar al espadachín ¡JAJAJA! En cuanto el mugriento ve venir a Ozzy se da cuenta de su error pero es ya demasiado tarde... *Splinc* ¡Zasssh!
Ozzy saca el arma de entre las costillas del mas mugriento entre los mugrientos y corre hacia un lado para hacer sitio y enfrentarse al gigante y a la mujer.
El hombretón entra en cólera. Ozzy decide cabrearlo un poco.
-¿Era tu amante? Ah... no... ¿te has enfadado porque te he hecho una nueva nariz...?
El gigante sangra a borbotones, decide soltar su arma y agarrar una mesa. La levanta sobre su cabeza.
-Oh... oh...
Ozzy se preocupa por segunda vez: parece que el grandullón está usando el poco cerebro que tiene.
La mesa vuela por el aire y le golpea con una pata en la pierna. Ozzy se gira y rueda por la mesa llegando hasta aquella en la que Munitis y Xals se esconden. La mesa se agita y llueven como gotas de agua sobre la cara de Ozzy toda una pirámide de vasos de cristal. *clan* *clan* *clan*
Xals no puede evitar gritar: -¡NooooOOOOooohhh!-
Ozzy: -Rápido ¡A la cocina!- Y a continuación le vacía una jarra de cerveza llena a Munitis en la cara que parece despertarlo de golpe.
Ozzy: -¡Capitán, yo os cubro! ¡Vamos! ¡Espabilad!
Munitis va despertando mientas sillas y mesas vuelan e impactan muy cerca como si fueran meteoritos. Vuelan astillas por todos lados. De Pinipon no se vé ni la sombra. Ozzy sonríe al pensar en lo peligrosa que sería esa mujer cabreada al ver como destrozan su posada: acabaría con el grandullón a base de darle con el mazo de amasar pan.
Aprovechan un momento en el que el gigante se queda sin mesas cerca. Ozzy salta sobre una y se encarama sobre una de las cadenas que sujetan la lámpara de la posada. La lámpara está repleta de velas que titilan al agitarse ésta. Muchas se apagan dejando un aspecto siniestro al salón medio destrozado.
Ozzy se pone en pie sobre la lámpara, recorre unos pasos sobre la cadena como si fuera un experto circense sobre la cuerda floja y se lanza sobre la mujer que se protege con el gigantón. Éste lanza la silla que tenía entre las manos con tan mala fortuna que impacta en la mujer más que en Ozzy.
En cuanto se acerca demasiado a la mujer escucha ruidos en la cocina: vajilla cerámica que se rompe, gritos y golpes.
El gigante lo vuelve a sorprender pero ésta vez no por su inteligencia sino por desenvainar un gigantesco espadón casi tan grande que el propio Ozzy. Lento como una maza enorme... pero con el alcance de media pica. Maese Ozzy retrocede sorprendido mientras detiene (y frecuentemente devuelve) ataques de la mujer.
El gigante da un barrido con su arma mortal. Ozzy lo esquiva agachándose pero empieza a verse apurado luchando contra la mujer mientras se preocupa de esa mole enfurecida.
-¡Ya es hora de acabar con vuestra ventaja numérica!.
Y retrocede con prudencia pero luchando con uñas y dientes. Se encamina de espaldas hacia la puerta de la cocina mientras se preocupa de la mujer y esquiva al gigante: ¡no puedo parar ese espadón con mi acero!. Se mueve constantemente. Llega hasta el quicio de la puerta y sonríe al clavarse el espadón en la madera. ¡Ja! Puyazo a la mujer en el hombro que está ya muy mal. Media vuelta, en un vistazo rápido se queda con la situación de la cocina: varios muebles enormes llenos de cubertería y platos de barro, fogones al fondo a la derecha y barriles enormes y pequeños a la izquierda. Una puerta al fondo entreabierta. Los pies de Xals desapareciendo por ella al ser arrastrado por Munitis.
Giro completo de Ozzy. El gigante ya ha entrado medio empujando a la mujer: es interesante, no tienen el mas mínimo aprecio entre ellos.
Ozzy corre entre entre los muebles y examina los botes de vidrio y cerámica.
No puede evitar que le entre hambre...
El gigante ataja empujando un mueble lleno de platos. Éste cae casi aplastando a Ozzy, provocándole una contusión en el hombro. ¡Arg! ¡Me vengaré maldito animal!.
Sale de debajo del mueble a toda prisa antes de que la mujer se lanza sobre él. La daga de ella se clava en un gran queso redondo. Ozzy huele el queso, le cercena el cuello a la mujer y maldice para sus adentros al manchar la comida de sangre. ¡Puag! Podría haber cortado un buen trozo e ir comiéndoselo mientras lucha contra el grandullón.
Se olvida del queso y examina los botes. El grandullón da manotazos y tira de todo, por suerte los muebles son grandes y no acierta ni una. Se acerca y trata de clavar su espadón en el recaudador. Éste coge en último momento una botella y esquiva furtivamente la "pica de mano".
-¡Prepárate! ¡voy a cocinarte un plato mientras acabo contigo!. ¡Pardiez!
El gigante gruñe y responde con un sorprendente acento alemán:
-Pagarás lo que me has hecho. Voy a triturarte como a un pez.
-Comencemos. ¡Hop! -Ozzy esquiva un espadazo brutal que rompe tantos platos como solo un regimiento entero podría en minutos.- ¡Hop! Eres muuuuy lento. Y bastante torpe, por cierto. ¡Hup!. Bien... como iba diciendo antes de que me interrumpieras...
El gigante carga una y otra vez, lanza manotazos, trata de agarrar vasos y platos y lanzarlos. Ozzy parece despreocupado, como un adulto jugando con un bebé en sus brazos. Su único temor es que se el caiga de las manos. Como la botella que aún sujeta.
-Empecemos por el condimento. Primero...
¡¡¡CRASSS!!!
Se acerca lo suficiente como para rompele la botella en la cara.
-El vino... -se mueve a un lado-... para darle un... -esquiva hacia el otro lado-... buen sabor... a la carne...
El gigante grita y se lleva la mano a los ojos.
Ozzy coge un gran espetón de asar carne y se lo clava en el vientre medio metro.
-Y ahora... clavamos bien la carne.
Lo empuja por toda la cocina con gran dificultad y le va echando de todo lo que pilla en la cara: pimienta, sal, le mete una manzana entre los dientes cuando el gigante grita de dolor...
-Adornamos bien el cerdo y lo lanzamos sobre el fogón hasta que se haga bien...
Pero no llega hasta el fondo de la sala. El gigante cede y cae al suelo. Se escucha un sonoro PUMM al caer la bestia humana y un CRANNNnnnNNNN al caer la espada. El "alemán" muere...
Ozzy lo deja en el suelo. Resopla. Está bastante cansado.
Sale por la puerta y para su sorpresa, dos hombres tan mugrientos y de rostros despiadados como los anteriores le esperan tras el callejón. Uno de ellos tiene una ballesta pequeña que dispara en cuanto le reconoce. El virote se le clava en el hombro derecho. Por suerte es zurdo de nacimiento así que vuelve a cambiar de mano su arma.
Ahora se ve obligado a darse una buena carrera hasta los dos hombres para no darle tiempo a cargar la miniballesta (o por si el otro tiene una igual). Comienza una lucha al principio rápida pero luego mas calmada. Ozzy lleva el ritmo y analiza a sus dos contrincantes. El de la ballesta es como uno de sus alumnos, el otro es mas aventajado pero nota errores en su defensa y ataques sin mucha dote: no conoce todas las respuestas así que normalmente lo deja desprevenido al contraatacar.
Cuando decide acabar ya con el de la ballesta descubre para su pesar que el virote entró mas profundo de lo que esperaba. La sangre le llega a la cintura, la herida es grave. ¡Pardiez!.
Una estocada mas rápida y diestra, propia solo de un gran maestro de la esgrima, acaba con el de la ballesta y lo deja muerto antes de que su cuerpo caiga al suelo. El otro no parece sorprenderse.
Un hombre que no se inmuta lo mas mínimo en una situación como esa ya habrá visto morir de forma tan inesperada y similar a otros. Sin duda es un asesino experto.
Cuando deja de fijarse en sus movimientos de muñeca, su arma y los giros y fintas que hace y lanza la vista a su rostro se queda totalmente pálido: -¡el asesino era uno de sus alumnos mas brillantes hace ¿cinco o... quizás siete años?!
-Es hora de que el maestro ceda su pedestal...
-¡Tú! ¡¿Cómo has... podido?!
-¡Me pagarán muy bien por tu cabeza! Al fin podré sacar un buen partido de todo lo que me enseñaste.
Ozzy se queda enmudecido. Trata de mantener el nivel y descubre el engaño de su alumno prodigio: éste acelera el ritmo con facilidad y responde mejor a sus contraataques. Sin duda falseaba un pésimo estilo.
-¿Creí que ibas a ingresar en el ejército?
-¿Y morir en algún país abandonado de la mano de Dios o a mano de los piratas? ¡No! ¡Yo valgo mucho más!
Ozzy nota como la tortilla que representa este duelo se vuelve poco a poco. Gira lentamente en el aire. Y cae sobre la sartén. Descubre que está quemada y ennegrecida, curtida en la esgrima como solo la guerra ha podido curtir a un hombre, cuando la creía tierna y joven. Éste hombre no es un duelista cualquiera.
-¡Eh! Ese movimiento te lo enseñé yo.
-Sí. Y ¡éste!
Una estocada casi destroza la cara de Maese Ozzy, por suerte la esquiva y no llega a rozarle. Pero descubre a un adversario que conoce la mayoría de sus secretos y trucos, hasta los mas ocultos detalles en selectas maniobras. El dolor en el hombro y el cansancio se le hacen una carga difícil de llevar. Tiene que buscar alguna ventaja táctica. ¡Eso es algo que su aprendiz nunca entendió!
El maestro retrocede ante su alumno prodigio y corre hacia una ventana baja. Salta sobre ella y ágilmente se encarama a otra ventana cercana que está abierta.
-¡Jamás pensé que vería huir a mi maestro! ¡Mucho menos de mí!
El bastardo ríe como un pirata borracho. El orgullo le ha hecho ser peor esgrimista. Puede que lo aprendido en técnicas se equilibre con sus otros errores.
-¡Ven aquí! ¿No puedes? ¿Tienes miedo a las alturas? Oh... vaya... ahora lo recuerdo... como aquella vez que no querías luchar sobre el tejado de la iglesia...
-¡Maldito Ozzy! ¡Ahora verás!
Cuando empieza a subir Ozzy contraataca para luego meterse por la ventana y recorrer la habitación de un vistazo: muebles que pueden lanzarse, una lámpara que lanzar colocada sobre una mesita de caoba, que puede ser un estorbo, una cama blanda y amplia y una pareja desnuda haciendo el... amor... ¿¡QUÉ?! ¿¡PERO DÓNDE ME HE METIDO!?
Apenas tiene tiempo para pensar en ello cuando ya estaba entrando por la ventana su adversario. Ozzy no se lo pensó dos veces y tiró del mueble, después se acercó a la mesita y le lanzó a la cabeza el quinqué. Luego saltó sobre la cama.
-¡Perdonen! ¡Cuidado! ¡Lo siento!- Grita mirando a los dos aterrados cónyugues.
Había ganado ventaja: la elasticidad de la cama y la distracción que supone para su aprendiz luchar viendo a una mujer desnuda y asustada (se nota en su mirada que disfruta del terror en los ojos de una mujer) podrían ser muy ventajosas. Ozzy comenzó a atacar saltando de la cama a su lado. No cejó probando cualquier maniobra que aprendiera después de la instrucción de su aprendiz.
Trataba de recordar los puntos débiles del asesino hasta que dió con una maniobra que jamás le salía bien: una con un giro doble de muñeca, giro con finta y triplete en cruz de santiago.
El asesino vió pasar su vida en tan solo dos segundos. Se vió a sí mismo de niño sobre las tejas de la iglesia y a su joven maestro pidiéndole que tratara de aprender el complicado movimiento: "algún día te salvará la vida". "¡No me sale maestro!", "¡Esfuérzate! ¡vamos!".
Ozzy lo ensartó casi hasta la empuñadura para arrojarlo por la ventana.
Antes de caer aún gimoteaba el pobre:
-No puedo maestro... no puedo aprender la maniobra...
No pudo evitar que lo invadiera la tristeza al ver el cadáver en la calle.
Su mejor alumno. Su mayor promesa. Su sueño... roto.
Se escuchan unos aplausos en el callejón
-¡Bravo! ¡Bravo!
Ozzy salta a toda prisa por la ventana para sorprender y se coloca en posición de ataque.
Se encuentra frente a frente con un hombre totalmente vestido de negro, de largas ropas elegantes pero equívocamente sencillas. Tiene una barba perfectamente afeitada en forma de perilla. Lleva un antifaz como máscara y luce una larga melena al viento que casi le llega a la cintura.
-¿Otra sabandija más? ¿Pagan a todos los mendigos de Turín para darme caza?
¿Uhmmm? Tú no eres un mendigo... Tú debes ser quien está detrás de las cartas amenazantes...
El enmascarado se extraña por la acusación. Luego le sonríe y le lanza varias estocadas maestras que Ozzy no esperaba con tanta velocidad que por un momento Ozzy se siente como si ensayara frente a un espejo. Pero consigue desviarlas aunque se le queda la misma cara de sorpresa que se le quedaba de niño cuando su maestro le sorprendía con una hábil maniobra y le cortaba el cinturón o le quitaba el sombrero.
-Enmascarado, sin duda habeis estudiado la técnica del Maestro Fabrizio Ferri Benedetti... muy pocos hemos tenido acceso a tal conocimiento...
El asesino vuelve a sonreir y realiza otros sendos ataques variando la técnica y el estilo. Ozzy queda sorprendido por el oponente pero a la par responde con agilidad felina a cada estocada con la contramaniobra correspondiente. Tras varios pasios adelante y atrás milimétricamente calculados el asesino se ve obligado a perder mas terreno de la cuenta y Ozzy es ahora el que sorprende a su oponente.
-Sois sin duda muy bueno, maldito asesino, pero no os reconozco. Este es sin duda nuestro primer duelo.
-¿Acaso la fama no me precede
en esta ciudad...
y allá adonde fuere?
Aunque acabo de llegar...
-No os reconozco, mucho menos con ese antifaz.
Uhmmm... ¿Quién eres?
-La pregunta correcta es ¿Quién *diablos* eres?
Soy... aquel que os derrotará al fin
y se llevará el honor
de vencer al mejor espadachín
que jamás hubiera visto
la hermosa ciudad de.. Turín
Por supuesto...
exceptuándome a mí.
En fin.
Os quitaré el puesto.
-¿Pero qué diablos...?
¿Hablais en rima?
-Es una pequeña manía
que vengo cargando
desde hace ya muchos años
¡Es por culpa del teatro!
Que a edades muy tempranas
provoca grandes estragos
en una mente malsana.
-Diablo o ángel de los cielos,
actor o espectador
rendíos u os abatiré.
-Dejadme que lo piense...
¿abatirme?
ja-ja-ja-ja-ja
lo siento...
no he podido evitar reirme.
Y no os miento
si os digo que sereis vos
el que sienta mi acero.
Mucho antes que yo...
el vuestro.
-Un duelo de honor a muerte, pues.
Solo tú y yo, sin trampas ni juego sucio.
El asesino asiente y desenvaina su hoja brillante y plateada como la luna.
Ozzy es el primero en atacar, se lanza como un tigre sobre una liebre.
Durante largos minutos se suceden tal cantidad de estocadas y esquivas que por un momento los dos contendientes se olvidan de quien es cada uno. Solo hay dos hojas que se entrechocan hablando un extraño lenguaje. Y solo los dos espadachines pueden entender esa lengua. Se analizan desde todos los ángulos posibles. Si uno no sabe un truco o maniobra se inventa magistralmente una respuesta a la altura. Y siguen.
Los aceros no dejan de entrechocarse. Las muñecas giran. Un extraño baile se sucede.
La muerte observa ansiosa...
Ozzy sabe que tiene poco tiempo: ha perdido bastante sangre y está cansado de varios combates muy recientes así que da el todo por el todo y no deja de atacar una y otra vez, de entre todos los modos posibles con la esperanza de encontrar un mísero fallo en la defensa del enmascarado. En uno de esos momentos en los que termina una larga serie de maniobras y descansa un poco la muñeca retrocediendo unos pasos para preparar otra táctica Ozzy siente un débil impacto en el hombro izquierdo pero el enmascarado ni le ha rozado ¿?.
Ceja en el ataque por un momento y gira sus pies en posición de defensa para protegerse.
El enmascarado nota el cambio en la estrategia y arquea una ceja contrariado.
Sus ojos muestran una mezcla de decepción y confusión.
Algo ha cambiado...
Aprovecha el momento para asestarle un estocada en la pierna. Sin duda Ozzy ha cometido un gran error cambiando radicalmente en su estrategia del ataque mas atroz a defender cediendo terreno. Y ahora lo pagará caro.
Ozzy recapacita unos segundos, tiempo de sobra para que el débil impacto sentido en el hombro se convierta en una clara punzada de dolor solo comparable con la herida reciente en la pierna.
Siente como si le clavaran una aguja caliente en el hombro y poco a poco el dolor se extendiera por la espalda y el brazo. Se olvida de la herida en la pierna al momento.
-¿Traición...?-escapa de la comisura de los labios de Ozzy.
-¿Qué decís recaudador?
En mis acciones no hay traición ni deshonor
Quizás... ambición.
Este es un duelo a muerte
y vos lo habeis aceptado sin pudor
Sed noble y valiente.
-¡Maldito...
-Mentís como un bendito
Pareceis sorprendido y sincero
Es algo inaudito...
Casi os daría la razón
y me llamaría traicionero
pero os recuerdo
que luchamos a muerte
pactada a duelo.
-...bellaco...!
Ozzy baja los brazos y el enmascarado se detiene.
-Oh, vamos, ¡atacad!
Mostrad resolución.
Tened por seguro
que no habrá piedad
ni rendición
aunque me insultéis
o pidais clemencia.
¿Qué quereis demostrar?
¿Que sois mejor que yo?
¿Que no os debo matar?
-No...
El dolor se hace muy intenso. Deja caer el arma como si un latigazo se la arrancara y le cortara los dedos de la mano.
Por un momento tiene la sensación de ser un pobre muerto de hambre enterrado en la nieve: se siente débil y tembloroso como si el frío se le calara hasta los huesos.
-No pensé que tan fácilmente se rendiría
un hombre como vos.
Pero os dais cuenta ya, imagino
que poca esperanza os quedaría
contra mi gran pericia
en el arte de la esgrima.
No teneis escapatoria,
vuestra muerte está cerca.
No habrá moratoria
ni llantos, ni pena
solo la gloria
de morir
sin pedir clemencia...
Ozzy trata de pronunciar algunas palabras como réplica pero el intenso dolor se ha extendido completamente por el cuello y garganta.
Lo único que puede hacer es mirar a su mortal enemigo y caer de rodillas ante él.
Sus últimos pensamientos son hacia su amada...
El asesino enmascarado disfruta del momento.
Sonríe, esconde su espada tras la espalda, seguro de sí mismo y de su victoria y se acerca a Ozzy para verle muy de cerca la cara y mirarle fíjamente a los ojos:
-Antes de la última estocada
recuerda mi nombre,
caballero
para decírselo a Lucifer
cuando al estar frente a él
éste te pregunte
quien fue...
el que te envió al infierno
...Kynes... es mi nombre.
Tened un buen viaje
recordad a vuestra amada
y aguardad en el mas allá...
mi futura llegada
pues quien sabe si mas pronto
o mas tarde
otro duelo nos aguarda.
Kynes se aparta un par de pasos y limpia la espada. La prepara para la estocada final.
Al mirar al abatido se sorprende:
-¿Estás llorando
Maese Ozzy?
¿Acaso lamentas la pena
de morir en un duelo
o es el amor que abandonas
por el que lloras..
sin consuelo?
-Ella...
-No me interesa.
Deja de gimotear
y acepta el final.
La muerte aguarda a su presa...
Kynes gira levemente el codo hacia atrás y alza la hoja. Y justo cuando va a extender su brazo para clavar el acero en el corazón de Ozzy siente un impacto en el pecho. Se detiene súbitamente. Da un par de pasos dudosos hacia atrás y contempla perplejo el dardo que tiene clavado entre las costillas. Ozzy trata de escupir alguna palabra:
-Trataba...
-¿Qué? ¿Un dardo...
y envenenado?
-...de decírtelo. También a mí...
Ozzy cae al suelo, totalmente rendido,
con el brazo encogido
y el resto del cuerpo inerte
por el dolor inflingido.
Una voz procedente de una figura encapuchada oculta entre las sombras del oscuro callejón
sorprende al ejecutor
cortando en seco la conversación:
-¡El trato no era que lo mataras!.
¡Solo quería que lo marcaras
y dejaras tullido de por vida!
Kynes replicó en seguida:
-¿Acaso no es la muerte
la mayor herida
que jamás se olvida?
Yo solo me bato a muerte:
ese es mi sino.
Dejar a la suerte
mi destino.
Matar o morir.
No dejo tullidos,
no dejo viudas con despojos...
...que no quisieran seguir vivos
para morir poco a poco
desangrados de honor y...
vengativos.
A mi paso...
no dejo enemigos
salvo familiares y amigos
del honroso fallecido
que si por honor fuera
respetarían el duelo
o al menos si son prudentes
no me harían perder el tiempo
con mas duelos a muerte.
El asesino, lejos de sentirse orgullosamente arrogante,
parecía mas bien intrigado
y extrañamente distante
como esperando el momento
de acercarse y tomar parte.
-Pero ya contaba con ello.
Así que me has servido para abatirle.
-Bien pensado.
Así te será fácil tullirle.
Lo tienes a tu merced,
yo te he hecho el trabajo sucio.
Solo me has utilizado
¿Acaso contra él
tienes miedo a un duelo justo?
-No...
-Creo que desde aquí...
me llega un olor a... orina...
Mirad vuestro pantalón...
¿Qué es esa mancha amarilla?
Adivinarla podría...
-Valoro mas la inteligencia
que el honor.
-La prudencia
y el temor
querreis decir.
Temor a una espada inteligente
y honorable.
Sin ninguna duda...
¡¡¡Sois solo un sucio cobarde!!!.
-Quizás...
Pero aún estoy vivo.
¿Qué me decís?
¿Aceptais el pago si lo dejais malherido?
-Si seguís esta estúpida cháchara
porque esperais que de un momento a otro me desmaye...
vais de perdido al río
o como por aquí dicen...
¡vais de calle...!
-¡¿Cómo es que no caes al suelo?!
¡El veneno ya debería haberte afectado!
-Si es el mismo veneno
que a él le has inyectado...
tengo una mala noticia que daros.
Por suerte estoy inmunizado
contra ...infinidad... de sustancias...
desde el veneno de la amapola negra
hasta el de dedalera,
contra el de alguna rara acacia,
y serpientes varias,
y hasta algún que otro molusco y pez venenoso.
He probado tantos venenos
y a tantos mi cuerpo ha resistido
que este simple pinchazo
si os soy sincero...
...ni lo he sentido.
En realidad,
ha sido mas bien un agradable cosquilleo...
¿Teneis la receta aquí?
Sería bueno contra el mareo.
-Pero estais cansado y posiblemente herido por el recaudador.
-Quizás...
El asesino desenvaina una hermosa espada enjoyada y echa hacia atrás su capa.
-Sereis presa fácil.
¡En guardia!
Pagareis vuestra osadía
-Ya era hora
Creí que se haría de día
y aún estaría esperando
por vuestra infantil cobardía
¡A muerte!
El encapuchado gira la cabeza, se vuelve de nuevo contra Kynes y ríe a carcajadas:
-¡Iluso! ¡La guardia se acerca!
¡Te acusarán de asesinar al recaudador!
No podreis huir a tiempo. ¡Yo en cambio conozco esta ciudad como la palma de mi mano!.
Y echa a correr a toda prisa.
En un parpadeo
Kynes lo pierde de vista.
Gira la cabeza
y a lo lejos escucha pasos.
Se acerca al recaudador,
que ya se recupera
y le dice entre susurros:
-Nuestro duelo tendrá que esperar
pero ni por un momento penséis
que os daré cuartel o clemencia.
Tan solo unos días tenéis
que aguardaré con impaciencia
a que de la herida os recuperéis.
Y echa a correr calle abajo.
Algunos soldados se cruzan en su camino
pero son abatidos a estocadas
certeras y entrenadas...
Tres cuerpos quedan en el suelo,
como dianas,
inertes,
cubiertos de marcas de sangre,
como si no fueran estocadas, sino dardos afilados
tan precisos y mortales
que se los hubieran encontrado en plena calle
y nada pudiera pararlos.
A unos pasos tras ellos,
un enmascarado Kynes
limpia su acero
y contempla en las alturas como le sonríe
la luna
y la fortuna...
Sus pasos le llevan a calles plagadas de casas ruinosas,
alejado ya del lugar donde se enfrentaran en duelo
y cuando se siente al fin seguro
el enmascarado se despide en susurros:
-Adiós Maese Ozzy...
Volveremos a vernos...
¡¿Pero qué diablos rima con Ozzy?!
Volveremos a vernos...
En duelo a muerte...
Oh... sí...
¡¡¡A MUERTE!!!
Editado 2 vez/veces. Última edición el 19/05/2006 22:00 por jcdenton.